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El Perú de las culturas vivas
El Perú de las culturas vivasLos antiguos peruanos desarrollaron fuertes vínculos con la naturaleza basados en el respeto, el miedo y la adoración.
Los antiguos peruanos desarrollaron fuertes vínculos con la naturaleza basados en el respeto, el miedo y la adoración. Los hombres y los animales dependían exclusivamente de lo que la tierra podía producir y proveer, y esto llevó a la necesidad de expresar su culto a la tierra como fuente de vida. La religión del mundo andino tenía sus raíces en ritos ancestrales que vinculaban al hombre con su hábitat. En la visión andina del cosmos, el Inti, o Dios del Sol, era uno de los dioses más importantes; los Apus eran los espíritus que vivían en las montañas guardianas y la Madre Tierra (Pachamama) era la diosa de la fertilidad.
Visto desde la lógica andina de la reciprocidad, los pagos o 'pagapus', son una forma de agradecer a los espíritus que controlan las fuerzas naturales, devolviéndoles los bienes o beneficios que les fueron dados. Entre las ofrendas que se entierran en la Madre Tierra se encuentran las hojas de coca, que para los andinos son mediadoras entre la naturaleza y el mundo humano; las semillas de diferentes granos, la plata sin trabajar, el sullus (fetos de llama o de oveja), la chicha (bebida alcohólica hecha de maíz), el vino, la grasa animal, las mermeladas y los huairuros (semillas rojas y negras de las que se dice que tienen poderes simbólicos y mágicos).
La ceremonia conocida como 'pago a la tierra', que se realiza frecuentemente en los Andes peruanos, comenzó el primer día de agosto y continuó durante todo ese mes. Los campesinos creían que durante esta época la Pachamama tenía hambre y sed, y que era necesario satisfacerla, alimentarla y ofrecerle el mejor alimento para darle fuerza y energía.
El pago ofrecido a la Tierra Otra forma de ofrendas son las 'apachetas' o pilas de piedras que los excursionistas dejan cerca de los Apus, en señal de respeto. En las fiestas patronales o reuniones sociales es común arrojar cerveza o chicha al suelo, simulando el respeto y el pago por todas las provisiones suministradas por la naturaleza para el consumo humano.
Lambayeque
El norte es una región con abundancia de productos agrícolas debido a la riqueza de sus suelos, por lo que los antiguos peruanos que se asentaron en esa zona estaban agradecidos a la Madre Naturaleza. En Lambayeque, Sipán y Sicán los hombres solían dar ofrendas de coca, aguardiente y alimentos para que sus espíritus ancestrales convencieran a la tierra de que siguiera siendo tan fértil. El líder de la ceremonia es conocido como el chamán, o 'pago'. Se dice que tiene poderes sobrenaturales y que puede comunicarse con el mundo de los espíritus, permitiéndole invocar a sus ancestros, a los apus y a las deidades de las montañas para asegurar que la Madre Tierra siga produciendo su recompensa.
Huaraz
En Huaraz, lo que se ofrece a la tierra se hace al aire libre, en los puntos más altos de la región, en un ambiente pacífico y una atmósfera cargada de la energía de la tierra. La Cordillera Blanca tiene el mayor número de chamanes locales, aunque también se pueden encontrar en los alrededores de Huascarán, Huandoy.
Los pagos ofrecidos a la Tierra Chopilcalqui
El templo del Cerro Sechín, al oeste de Huaraz, está cubierto de dibujos marinos iconográficos y referencias a los ciclos de lluvia, que fueron escasos durante los difíciles tiempos de sequía. Los chamanes de Sechín suben a las montañas, a las lagunas que se forman en la base de los picos nevados, y ofrecen sacrificios. A veces lo hacen donde el mar está más agitado, rogando por lluvia para regar sus cultivos.
Cuzco
En Cuzco, hay servicios de tours esotéricos que permiten a los visitantes ser parte de la ceremonia de Ayahuasca, un ritual de limpieza. Un formulario médico debe ser completado previamente. La Ayahuasca es una planta tradicional utilizada por los antiguos peruanos para aumentar sus niveles de conciencia y ganar armonía interior. Esto siempre se hace con la ayuda de un guía espiritual o chamán. Esta ceremonia se realiza de noche y el líquido se ingiere hasta que la persona experimenta visiones, y es capaz de explorar cómo su vida está interconectada con el cosmos, el universo y la tierra. El efecto de la poción dura alrededor de 3 horas, y es seguido por una sensación de cansancio que obliga al viajero a descansar hasta el día siguiente. Dada la naturaleza de la ceremonia es necesario llenar un formulario médico con antelación.
Puno
La ceremonia de hacer ofrendas a la Madre Tierra (la Pachamama) es un ritual andino que se ha practicado desde tiempos inmemoriales en la meseta andina por los sacerdotes o pacos andinos. Levantan sus manos para saludar a los espíritus de las montañas (Apus) y les ofrecen oraciones en los cuatro puntos de la brújula.
Los pagos ofrecidos a la Tierra Cada año, el tercer jueves de enero en la isla Amantaní, los sitios ceremoniales de la Pachatata y la Pachamama son el escenario del despliegue más ferviente de la religión andina. El día principal de la ceremonia, la población de la región fija su mirada en los Apus, acompañados por el sonido de las flautas y tambores de pinquillo como tributo a la fecundidad de la generosa madre tierra. Participar en la ceremonia es practicar el arte de la gratitud.
Las hojas de coca, una planta sagrada ancestral con poderes curativos, han sido utilizadas como alimento y medicina en nuestro país desde los tiempos de nuestros antepasados. Sirven como intermediario entre el mundo interno representado por el guardián Apus y la Pachamama, y el mundo externo del hombre.
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